ARQUIDIÓCESIS PRIMADA DE MÉXICO |
Objetivos: La escuela es la encargada de llevar adelante el proceso de discernimiento y estudios de los aspirantes al Diaconado Permanente, cuyo período de duración se extiende por cuatro años, a lo largo de los cuales la Iglesia resuelve si el candidato puede ser llamado al orden diaconal. ¿Quién es un Diácono Permanente? Es un ministro de la Iglesia que recibe la imposición de las manos del Obispo, no en orden al sacerdocio sino en orden al ministerio. Es decir, recibe la fuerza del Espíritu Santo para realizar la misión de la Iglesia en sus tres acciones fundamentales: palabra, liturgia, caridad, y así ayude también a edificar la comunidad cristiana como Sacramento Universal de Salvación para el mundo. ¿Cuál es su identidad específica? Reside en ser signo sacramental de Cristo Servidor e inspirar la diaconía (servicio) en la Iglesia. Es, por tanto, un colaborador en el ministerio del Obispo y un animador de la vida cristiana de los miembros de la Iglesia en las comunidades eclesiales. El carisma propio de los diáconos es suscitar y animar en lo cristianos la propia vocación de servicio, tanto en el orden de la solidaridad como de la evangelización y edificación de la comunidad eclesial. ¿Qué funciones cumple el diácono? - El servicio autorizado de la palabra de Dios, - El ministerio litúrgico, - El ejercicio de la caridad, dimensión esencial del servicio de la Iglesia, que nace de la ofrenda eucarística. |
Estas funciones deben desarrollarse en una justa armonía y convierten al diácono permanente en corresponsable de la conducción de la comunidad cristiana a la que sirve. El diácono tiene su propio rol en la liturgia, el cual es servir y asistir al obispo y al presbítero en la celebración eucarística. Derivada de esta función, el diácono preside celebraciones de la Palabra y de los sacramentos del Bautismo y Matrimonio, distribuye la Sagrada Comunión, preside la Liturgia de las Horas, oraciones comunes, ritos de funerales, responsos y entierros, y administra los sacramentales. Como servidor de la Palabra de Dios y de la caridad debe testimoniar -con obras y palabras- el Evangelio de Cristo, en su ambiente de trabajo, en el vecindario y en las relaciones sociales. Vida y ministerio del Diácono Permanente La misión diaconal es la expresión visible de una Iglesia servidora, a semejanza de Cristo-Siervo y se desarrolla en conformidad con las necesidades pastorales de nuestra Iglesia, "en comunión con el Obispo y su presbiterio". El Diácono Permanente, si es casado, debe ser junto a su esposa, ejemplo viviente de fidelidad e indisolubilidad del matrimonio cristiano, impulsando una auténtica espiritualidad familiar. Asimismo, debe ser un testimonio de vida en su ambiente laboral, especialmente en aquellos ámbitos a los cuales no llegan de manera apropiada otros miembros del clero. El diácono también participa en la conducción pastoral de la Iglesia, según lo dispuesto por el Obispo. |
Normalmente es adscrito a una parroquia donde ayuda al párroco, de manera disponible y oficiosa, en la conducción de su comunidad de fieles. Así mismo puede recomendérsele el cuidado pastoral de una comunidad eclesial de base u otra tarea que la autoridad competente disponga como, por ejemplo, la pastoral de un colegio, la capellananía en hospitales, cárceles, entre otras. El proceso de formación comprende cuatro áreas: a) Formación espiritual: Se entrega por medio de la Santa Misa semanal, retiros, celebración de la Liturgia de las Horas, dirección espiritual, clases y tratar de cultivar en los candidatos (y sus esposas) una vida en Cristo, centrada en el amor a la Palabra y la Eucaristía, el espíritu de servicio, el aprecio por la oración personal, la confesión y revisión de vida, y en el amor filial a la Santísima Virgen. b) Formación intelectual: Se realiza a través de los cursos de formación, bíblica, dogmática, moral, canónica, de pastoral y práctica teológica del diaconado. c) Formación pastoral: Se desarrolla mediante el trabajo pastoral que realiza el candidato en su comunidad, a partir de los criterios de la iglesia, y metodologías de planificación que le aporta la Escuela del Diaconado. d) Formación humana: Se da a través de la convivencia en la Escuela, en los cursos, actividades y clases de relaciones humanas. |
Características del aspirante al Diaconado: Primero que nada es necesario comprobar la recta intención del aspirante y las siguientes aptitudes: a) Salud física: Buena salud corporal. b) Salud mental: Madurez psíquica y equilibrio emocional; carácter estable. c) Capacidad intelectual: Normalmente haber completado la enseñanza media y tener condiciones para el estudio exigido en la Escuela del Diaconado Permanente. d) Virtudes humanas: Buen criterio; firmeza de carácter; lealtad; prudencia; sentido del deber; laboriosidad; honradez y sobriedad; disposición al diálogo; capacidad de trabajar en equipo; reconocido prestigio en su ambiente de trabajo por su calidad profesional o artesanal; bien avenido con su esposa e hijos, cuyo hogar haya dado pruebas de solidez y fidelidad. e) Virtudes cristianas: Fe probada; haber recibido los sacramentos de iniciación cristiana; gusto por la Palabra de Dios, la Eucaristía y el Sacramento de la Penitencia; amor a la Iglesia; obediencia a la jerarquía y su magisterio; sensibilidad apostólica; caridad para con todas las personas; activamente presente en una comunidad cristiana, comprometido en un servicio eclesial, de tal modo que su vocación pueda ser reconocida por el pueblo cristiano. f) Sustentación económica: Los aspirantes deben tener una situación económica estable y solvente (trabajo y previsión), ya que ordinariamente el diácono no dependerá de lo que pueda recibir con ocasión de su ministerio para el sustento personal y el de su familia. |
Contactarse con el Diác. Ing. Carlos Jiménez de la Cuesta Otero A la Comisión del Diáconado Permanente de la Arquidiócesis de México Tels.: 5525-1110 5208-3200 5208-2852 Extensión 1712 Durango # 90 7° Piso Col. Roma Alc. Cuauhtémoc 06000 CDMX |
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